Estábamos en una cafetería de la zona vieja santiaguesa. Desde el interior se podía ver la calle gracias a una enorme ventana más o menos cuadrada. La gente pasaba presurosa mientras en el interior de la cafetería tranquilamente se conversaba en voz baja y se bebía café.
- Una menta poleo, por favor - había descubierto esta infusión hacia unos meses y la veneraba; siempre que me sentaba en una cafetería se me iluminaba la cara pensando en como llegaría a mi lado esta maravillosa poción humeante describiendo eses de la mano de una encantadora camarera.....
Comenzamos a hablar con vaga emoción de un proyecto musical que estábamos planeando cuando en la pantalla de nuestro ventana hizo irrupción una escena que vino a romper el placer de mi poleo. Dos parejas de yonkies peleándose por alguna de sus miserables razones. He de decir aquí que la cafetería donde buscábamos la paz estaba situada en plena plaza de Cervantes. Plaza en la cual la policía cabecea habitualmente en sus cochecitos; pues bien hoy no se veía ni un hombre de azul.......
Para mi sorpresa la gente del bar continuó tomando su café a sorbitos pequeños mientras contemplaban embobados aquel nuevo entretenimiento que la pantalla les ofrecía. Nadie hizo ni siquiera el ademán de levantarse para llamar a la policía, eso sí, casi todos hacían exclamaciones a media voz del estilo:....
- Es increíble ¿dónde esta la policía? ....
- Como sigan así lo van a matar.....
Y es que la pelea había aumentado su virulencia de simple mosqueo a paliza brutal. Ahora la pareja que estaba mas fuerte, por llevar menos tiempo metidos en el caballo o simplemente por constitución física o que sé yo porque... pues eso que la pareja fuerte tenía al varón de la pareja débil en el suelo y se entretenía con lindezas tales como pisarle la cabeza, patearle el costillar, y escupirle donde quedase un hueco. Joder yo estaba paralizado del horror; los demás... no sé, había alguno que hasta tenia una sonrisa de medio lao en los labios como diciendo: estos yonkies... como son. ....
Cuando mi horror venció a mi comodidad me levanté dispuesto a llamar a la policía. En ese instante alguien me agarró de la manga y tiro de ella; era mi colegilla. Con cara entre miedo e incomprensión me dijo:....
- Que haces tío, te van a hostiar.....
No contesté y mire hacia la escena enmarcada por el gran ventanal. La gente miraba como si fuera una pequeña pantalla de cine; solo les faltaban las palomitas. Fuera los protagonistas del combate en directo se quitaban de encima a la compañera del que estaba en el suelo que los distraía del trabajo. Estaban todos totalmente metidos en faena y dudo que se diesen cuenta de que estaban en medio de la calle y que toda la gente que pasaba y desde las cafeterías les estábamos mirando como el último reality show. Me solté de la mano de mi coleguilla y salí decidido a llamar a la policía. Pase al lado de ellos y ni se inmutaron, creo que aunque me hubiese puesto a mear delante no se hubieran enterado. Cuando llegue a la cabina que hay en la misma plaza pude comprobar que no funcionaba. ¡ Que asco de mundo! – Pensé – no tienes la posibilidad de hacer algo bien ni aunque quieras. ....
Volví a la cafetería un poco desanimado y pasé otra vez delante de aquellos pobres que se estarían dando una paliza por cuatro duros en matarratas. Al entrar vi que en plena barra había un teléfono. Era alucinante, ni a los dueños se les había pasado por la cabeza el gastarse los veinte céntimos que vale la llamada a la poli para ayudar a aquel hombre, aquella sombra de hombre, aquella potencia negada... en fin, quizá el matrimonio que regentaba el establecimiento tuviera miedo de posibles represalias; patéticas vidas las nuestras en las que el ¿y si... ? se plantea casi siempre en negativo y cada vez menos como utopía.....
Descolgué el auricular y llame a la policía.....
- Ahora estamos ahí – me dijo una joven.....
Efectivamente en diez minutos llegaron. La pareja de golpeadores huyó inesperadamente con una agilidad terrible. El que estaba en el suelo y la chica lo intentaron y aunque parezca increíble casi lo consiguen. No acuso a los policías de torpes, alabo las cualidades de estos personajes que parecían estar más vivos de lo que su aspecto daba a entender. ¡ Que gran perdida para el mundo de los escapistas! Houdinni hubiese enmudecido.....
La escena desapareció de la ventana con el apaleado confesándole a un policía que no había pasado nada y me crean o no creí ver una mueca de fastidio en los clientes del café. El espectáculo había terminado. Jódanse..........